EL VUELO DE LA MOSCA


Si hay algo que llama realmente la atención de una mosca es su excepcional habilidad para el vuelo, capaz de ejecutar complejas maniobras acrobáticas en el aire en sólo una efímera fracción de segundo. ¿Cómo es posible?, ¿cuál es el secreto de este insecto?

Lo primero es entender que para volar son nececesarias siempre tres cosas: unas alas capaces de generar suficientes fuerzas aerodinámicas, un motor que pueda generar energía suficiente para posibilitar el vuelo, y finalmente un controlador (en el caso de un avión el controlador es el mismo piloto). Llevado al contexto de la mosca, ésta dispone de un par de alas membranosas, unos músculos implicados en el sistema de vuelo, y en fin, su sistema cerebro-ocular (el diminuto cerebro y los ojos compuestos de la mosca), que ejerce el rol de controlador del vuelo.

EL MOTOR DE VUELO
En la mosca, el motor de vuelo está constituido por los músculos implicados en el vuelo, todos ellos alojados en el interior del tórax del insecto.
En esos músculos distinguimos dos categorías: los músculos de potencia (o de fuerza), que más o menos ocupan la parte media del cuerpo del insecto, y los músculos direccionales o de dirección, que son muy pequeños pero que influyen enormemente en los músculos de potencia, mucho mayores, que posibilitan el vuelo. Estos músculos direccionales son los responsables de conducir el aleteo deformando el tórax (que es bastante flexible), pudiendo producir cambios de dirección muy grandes y rápidos.

LOS HALTERES
Estos órganos, transformación de las alas posteriores de la mosca (las moscas tienen dos alas, y se cree que sus antepasados tenían cuatro), constituyen un elemento importante en el sistema de vuelo del insecto.
Los halteres, o halterios, tienen la forma de un bastón, y la mosca los emplea para regular el vuelo, por ello se pueden definir como órganos de estabilización del vuelo. Funcionan igual que los giroscopios de un planeador.
Ahora bien, habida cuenta que la mosca, cuando vuela, lleva a cabo maniobras repentinas, uno se pregunta cómo puede ser ello posible con los halteres, cuya función estabilizadora del vuelo parece que tendría que hacer que la mosca siempre volara en línea recta, sin giros bruscos en su trayectoria, ¿es que cuando va a llevar a cabo una de esos rápidos cambios de giro la mosca "apaga" o inhabilita los halteres?
No, la respuesta es mucho más ingeniosa, y también más eficiente.
Se sabe que la mosca ejecuta maniobras de vuelo en respuesta a estímulos visuales (por ejemplo cuando ve que el matamoscas se aproxima peligrosamente a ella). Durante mucho tiempo se creyó que las imágenes percibidas por el sistema cerebro-ocular de la mosca eran enviadas a los músculos que controlan las alas, aunque no se consiguió probar nada. El avance llegó cuando se determinó la existencia de músculos que controlan los halteres. Se descubrió que las señales visuales durante el vuelo no afectan en principio a los músculos de las alas, sino a los músculos controladores de los halteres, lo que sugiere que la información visual fluye directamente del sistema cerebro-ocular del insecto a los halteres, no a las alas. Entonces los halteres se afinan alistándose para poder ejecutarse la maniobra requerida en respuesta a la señal visual. Y una fracción de segundo después será cuando la información ya sí llegue a las neuronas de las alas. O sea, que la información llega primero a los halteres, y después a las alas.

EL SISTEMA CEREBRO-OCULAR COMO ELEMENTO CONTROLADOR DEL VUELO
Los ojos de la mosca son muy grandes y ocupan buena parte de su cabeza. Son ojos compuestos, lo que significa que cada uno de ellos está integrado por numerosas, miles, de unidades ópticas llamadas ommatidias. Cada ommatidia apunta a una dirección diferente, así que en conjunto el ojo puede ver en un ángulo superior a 300 grados. Con sus ojos compuestos (de los más complejos entre los insectos) la mosca puede procesar numerosas imágenes en un solo segundo.

¿POR QUÉ LAS MOSCAS VUELAN MENOS (y molestan más) CUANDO VA A LLOVER?
Todos hemos observado que cuando se avecina un chaparrón las moscas nos visitan más, se posan más sobre nuestros cuerpos. La explicación a este fenómeno hay que buscarla en el mismo aire: cuando se avecina el chaparrón el aire presenta una presión más baja (y en consecuencia menor densidad), lo que hace que al volar la mosca desplace menos cantidad de aire por aleteo, es decir, que le costará más controlar el vuelo, y en resumen le costará más poder volar. A eso hay que añadir, además, que la humedad se acumulará en su cuerpo, volviéndolo más pesado.

EL ZUMBIDO DE LA MOSCA
Cuántas veces hemos oído el zumbido que hace una mosca (y también otros insectos, como abejas y escarabajos) al volar. La mosca no tiene un órgano especial para zumbar. El zumbido se debe a los varios cientos de aletazos que da el insecto en un segundo al volar. El ala de la mosca es en verdad una lámina vibrante, y toda lámina que oscila con suficiente frecuencia (más de 16 veces por segundo) genera sonidos de una altura determinada.